Peñarol derrotó 3-1 a Cerrito este domingo en el Estadio Campeón del Siglo, en el marco de la novena fecha del Torneo Clausura, y mientras va buscando luces en el camino que lo ayuden a salir de un momento futbolístico frágil, gana apenas.

El aurinegro no genera, no brilla, no muestra conceptos básicos colectivos y es todo a fuerza de impulsos individuales. Sin embargo, en los últimos dos cotejos, encontró la victoria, ante Liverpool en el final, y contra el auriverde donde cerró casi en el epílogo el partido.

Dos goles que aparecieron por tiro penal, de parte de Rubén Bentancourt, y un centro de Ezequiel Busquets que se le metió de manera increíble a Nicolás Gentilio, fueron los goles que encontró el equipo de Leonardo Ramos.

Cerrito jugó con amor propio, plantó cara con mucha vergüenza en el Campeón del Siglo y no mereció perder por dos goles de diferencia. Cerró caminos, mantuvo el orden táctico, y complicó con mucha velocidad a la defensa aurinegra, lenta y con enormes inconvenientes.

De hecho así encontró el empate transitorio. Presionando en media cancha y robando con Flavio Scarone quien marcó el tanto, o Andrew Zamorano.

El propio entrenador aurinegro sostiene que lo importante es el resultado pero que «hay que trabajar muchísimo». Lo positivo para Peñarol es que llega a 52 puntos en la Anual, a la espera de las perfomances en el cierre de la fecha, de Boston River y Liverpool, mientras que en el Clausura quedó a siete de los líderes.