Por Antonio Ladra
El presidente Luis Lacalle Pou dejó sin efecto medidas contra el tabaquismo adoptadas por su antecesor Tabaré Vázquez, en cumplimiento de lo dispuesto por el Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) de la Organización Mundial de la Salud y también yendo más allá de este.
La teoría del Big Bang, también llamada Teoría de la Gran Explosión, sostiene que el universo como lo conocemos se inició hace miles de millones de años en una gran explosión. En el momento de esta explosión, toda la materia que hoy existe en el universo estaba concentrada en un punto. Es decir, antes no había nada más que ese punto.
Pues bien la teoría del Big Bang de este gobierno llegó también a una de las últimas políticas de Estado aplicada en Uruguay, aplaudida y apoyada en el mundo entero: la política antitabaco.
Los cambios consisten en la rehabilitación del envase blando, con variantes estéticas que al final no va a determinar que quienes fuman y tienen poco dinero regresen al mercado formal, como se pretende. Las tabacaleras deseaban el cambio, es más el presidente admitió que el cambio en la normativa se hizo por un pedido de la tabacalera Montepaz, que justo es decirlo apoyó con 14 mil dólares la campaña electoral de Lacalle Pou, en la única donación que hizo. Es decir, para que quede claro, no apoyó ni al Frente Amplio, ni al Partido Colorado, ni a Cabildo Abierto, ni al Partido Independiente.
El presidente se molesta cuando se le recuerda eso, pero la realidad es terca y no puede ser cambiada por más que el presidente ironice o el secretario de la presidencia Álvaro Delgado maltrate a una periodista, aunque luego pida disculpas. (Por las dudas antes que salten los que ponen la lupa: todos los políticos en mayor o menor medidas han atacado a los periodistas: lo han hecho los colorados, los cabildantes, los independientes y los frenteamplistas)
La intención declarada del decreto de Lacalle Pou es que las tabacaleras puedan “competir más efectivamente” con la venta ilegal. ¿En serio es creíble tal argumento? La gente no compra cigarrillos de contrabando o falsificados porque vengan en envases blandos o más atractivos.
El problema del contrabando de cigarros no es nuevo, es de vieja data. Paraguay es el centro de la falsificación de cigarros que llegan a Uruguay.
Es cierto, además, que los productos de las marcas ilegales no cumplen con ninguna normativa. En el año 2013 la Asociación de Kioscos de Uruguay que envió a laboratorios de Buenos Aires cuatro marcas que se comercializan en las ferias uruguayas para que fueran analizados.
¿Qué encontraron?: tierra, pasto, productos químicos, pelos y dientes de rata, entre otras cosas y algo de tabaco. O sea el cigarro es malo para la salud, pero estos de contrabando son aún peores.
El contrabando de cigarrillos representa más del 30% del volumen total de ventas de cigarros en Uruguay y los departamentos fronterizos con Brasil y Argentina registran las mayores cifras del volumen de ese comercio ilícito. Es la más alta de América del Sur. Esto representa una pérdida de recaudación de impuestos (IMESI e IVA) de alrededor de U$S 150 millones o más.
Es cierto también que el mercado ilegal cobró fuerza a partir de 2010 cuando el gobierno de Tabaré Vázquez tomó fuertes medidas antitabaco y que fueron apoyadas no solo en el interior del país sino internacionalmente.
Es muy fácil comprar cigarros de contrabando, basta ir a cualquier feria, en cualquier parte del país: están ahí, a la vista de todos y ¡vaya paradoja! incluso en la feria permanente que está en Montevideo, frente al Ministerio de Salud Pública (MSP) y la Dirección General Impositiva.
Es necesario controlar el mercado ilegal, pero ello no puede hacerse solo a través del MSP se debe trabajar en coordinación con otros ministerios, como Economía, Interior, Relaciones Exteriores, el Poder Judicial, además de la Dirección Nacional de Aduanas. O sea, no basta con cambiar el envase.
Escuche el informe completo del periodista Antonio Ladra en Punto de Encuentro:
Foto: FocoUy