Tras haberse extendido más allá de los años 2000, la cuarta ola es la que tiene su inicio entre los años 2010 y 2015 en adelante. “Se podría decir que es la que estamos transitando ahora”, dijo la periodista, Carolina Notalgiovanni, a Punto de Encuentro.

Agregó que existen varias claves para comprender la cuarta ola, y la primera es que el feminismo “se vuelve global” a través de la masificación de la información. Esto hace que un hecho puntual, vinculado a una situación de abuso u acoso “encienda todas las alarmas” y tenga repercusión global en cuestión de minutos, dijo.

Indicó que esta situación lleva a la segunda clave, que es “la ruptura masiva del silencio”, que se puede interpretar a través de “lo que a la otra le paso, me paso a mi” que desencadenó marchas multitudinarias a raíz de hechos puntuales en distintas partes del mundo.

Remarcó que en esta ola se profundiza la llamada “cultura de la violación” un concepto que lo que trata de decir es “la sociedad naturaliza de tal manera los episodios de abuso y de violencia sexual al punto de culpabilizar de las victimas que se refleja en la “laxitud” con los agresores de mujeres.

Y mencionó por último la cuestión “multifacética y el ciberfeminismo” también característicos de esta cuarta ola.

Notalgiovanni cerró su última columna con una frese del filósofo Herbert Marcuse, que en el año 1969 dijo que la revolución de las mujeres sería la más trascendente en la historia de la humanidad y además irreversible.

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