En los primeros años del siglo XXI se ha venido haciendo evidente y es ya un fenómeno muy notorio, la incursión y asentamiento de parejas y núcleos familiares de gavilán mixto, y algunos caranchos (sobre todo en la zona más costera), en Montevideo y otras ciudades y núcleos urbanos de la gran área metropolitana y la costa de Canelones. La bióloga Alexandra Cravino, explicó en Punto de Encuentro las implicancias de que estas aves estén en la ciudad.

La expansión de los gavilanes no es fruto de reintroducción por el hombre, sino un fenómeno natural, si bien posiblemente por causas antrópicas, que es necesario esclarecer, pero cuya causa debe buscarse en el desplazamiento primario de sus presas silvestres. 

¿Qué ha llevado a estas especies a avanzar en la ciudad? Es de entender, como en todos los depredadores silvestres, que las presas han de haberse adelantado. Así, en los últimos veinte años, la paloma de monte se ha hecho cada vez más abundante en la ciudad, al punto que llega a reunirse en grandes bandos en jardines sobre la rambla, en playas, en costas de la bahía; también aparece alguna paloma ala manchada. 

Llegados a la ciudad, los gavilanes (sobre todo) encontraron otras presas abundantes, las palomas domésticas, en plazas, playas y en áreas parquizadas. Allí donde se concentran palomas, allí hay hoy gavilanes. Posiblemente la basura humana, también haya funcionado de atractor para los caranchos una vez que alcanzaron las ciudades.

En general, existe una percepción negativa sobre las rapaces diurnas por la población urbana. Pero las poblaciones silvestres de rapaces en la ciudad están en expansión y, seguramente, han de operar como control biológico sobre las abundantes palomas.

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