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Muy poco se sabe hasta el momento del niño que fue en algún momento Sebastián Marset, más allá de su infancia en Piedras Blancas, su hermano también prófugo y su hermana. Se sabe que tiene 32 años de edad, según informó El País de España, es decir que nació entre 1990 o 1991 y aprendió los oficios de chapista y pintor. 

La primera investigación contra Marset en la Justicia uruguaya fue iniciada el 1º de febrero de 2012, con 21 o 22 años por el delito de receptación. En septiembre de 2013 fue investigado por tenencia de estupefacientes no para su consumo y en octubre del mismo año la entonces jueza de Crimen Organizado, Adriana de los Santos, lo procesó por tres delitos de tráfico ilícito de estupefacientes en la modalidad de organización y en calidad de coautor, tras la incautación de 170 kilos de marihuana, según publica una crónica de La Diaria.

Entre el 2013 y 2018 se sabe que estuvo recluido en el penal Libertad, en Uruguay, donde según una crónica de El Observador estableció relaciones con miembros del Primer Comando de la Capital (PCC), una poderosa mafia de Brasil. Se cree que ese nexo lo llevó a crear su propia organización, el Primer Cártel Uruguayo (PCU), algo que días pasados el viceministro del Régimen Interior y Policía, Jhonny Aguilera. 

Según una crónica de El Observador, una una psicóloga que lo atendió en el año 2017 lo calificó como un hombre inmaduro, manipulador y sin capacidad autocritica.  La profesional contó en ese momento que sentía que Marset le había ocultado aspectos de su vida que le hicieran peligrar la posibilidad de salir bajo libertad condicional. 

En algunos de esos encuentros le relato que su padre se fue de su casa cuando tenía 8 años y que no tenía más contacto con su padre pero que sabía que vivía en Rocha, que era camionero. Y que ningún otro integrante de su familia tenía antecedentes penales. 

Cuando se le preguntaba sobre sus planes una vez que recobrara la libertad, Marset decía: «Me voy a vivir con mi compañera… Y voy a volver a trabajar en uno de los talleres que trabajaba», cita la mencionada crónica. 

Todo cambio en 2018 

En agosto de 2018 la Justicia uruguaya comienza a investigar a fondo el crimen del  líder Alfredo Rondán, ocurrido el 14 de agosto de 2018 en Las Toscas.  La víctima,  un amigo de la infancia de Marset, fue citado a un encuentro en la rambla Alfredo Zitarrosa, a donde llegó con su cuñado desde Montevideo y al llegar al encuentro, un hombre salió desde las dunas y disparó contra la víctima, que recibió cuatro impactos de bala. Rondán fue trasladado a la policlínica de Parque del Plata, pero murió horas más tarde.

La investigación, que estuvo a cargo de la entonces fiscal de Atlántida, Darviña Viera, fue enfocada como un crimen vinculado al narcotráfico, y el juez de Atlántida de 4º turno, Enrique Falco, determinó la imputación con prisión preventiva de Marset por un delito de homicidio en calidad de autor. 

En ese momento el involucrado dijo que no había podido encontrarse con su amigo, y destruyó su celular por lo que no pudo ser periciado. Como las cámaras de seguridad y algunos testimonios lo lograron ubicar en el lugar del hecho, la Justicia formalizó el proceso en su contra. Sin embargo, en agosto de 2020 la fiscal María Cristina Falcomer pidió su sobreseimiento por entender que no existía suficiente prueba para acusarlo por homicidio (La Diaria).

Marset había cumplido la pena que le correspondía por traer cocaína desde Bella Unión y Buenos Aires (le incautaron cerca de 200 kilogramos en el marco de la Operación Halcón). Lo habían detenido en flagrancia el 11 de octubre del 2013 y estuvo preso por ello hasta los primeros días de 2018. Si bien había sido condenado a 5 años y 6 meses de prisión, logró reducir pena por trabajo y estudio, por lo que salió de la cárcel antes de tiempo. 

A pesar de haber pedido la libertad condicional varias veces y que se le fuera negada. 

Pero en mayo de 2019, la jueza de Crimen Organizado María Helena Mainard pidió al Instituto Técnico Forense (ITF) que le enviara la planilla de antecedentes judiciales de Marset.  Allí constaba que tenía pendiente cumplir una pena de prisión de siete meses por receptación (esa sentencia había quedado firme el 24 de septiembre de 2013) y otra de 2 años y 9 meses por posesión de sustancias estupefacientes para no consumo (que había quedado firme el 12 de agosto de 2016).

Si bien las dos sentencias estaban firmes antes de que liberaran a Marset, esa descoordinación hizo que la Justicia no lo notara y lo liberara antes de tiempo. Tampoco se percató de ello el fiscal del caso, Luis Pacheco, que había pedido a la jueza que le extinguiera la pena. De hecho, el segundo expediente mencionado recién fue enviado desde el juzgado original hasta el juzgado de Crimen Organizado el 29 de marzo del 2019, cuando Marset ya estaba en libertad.

Pero el 17 de septiembre de 2019, todo dio un giro cuando abandonó la defensa la abogada Mónica Umpierrez y la asumieron los abogados Alejandro y Carlos Balbi,  ambos realizaron un cambio en la estrategia: pidieron revocar la solicitud de libertad condicional y apelaron la sentencia que unificaba las penas. En el tribunal de apelaciones consiguieron una rebaja, la pena unificada quedó fijada en 7 años y 10 meses (con el descuento de lo ya sufrido por la Operación Halcón). 

Esa misma semana el juzgado había pedido que se averiguara sobre las condiciones de vida de Marset. Desde la jefatura de policía le respondieron con un informe que resume que estaba todo en orden, seguía viviendo en el lugar donde había fijado domicilio y según declaró su madre, había vuelto a trabajar. 

¿Qué sucedió una vez que salió de la cárcel?

Según una crónica publicada en el diario Ámbito, al salir de la cárcel, tras cinco años privado de su libertad, Marset fue futbolista profesional y productor musical tanto en Uruguay como en Paraguay.

A su vez, el ministro del gobierno de Bolivia, Carlos Del Castillo, dijo que Marset ingresó a Bolivia por primera vez en el 2018 y fue allí donde obtuvo distintos documentos y residencias bajo las nacionalidades uruguaya y boliviana en el 2019. Pero también se lo vincula a negocios como productor agropecuario, contratista y dueño de un taller de autos de alta gama.

Como productor de eventos, Marset se asoció al narco Jose Insfrán, fundador de Mastian Productions, una empresa encargada de producir eventos y según El Observador, Romeo Santos, Chichi Peralta y Rombai fueron algunos de sus clientes. 

Entre sus antecedentes en el fútbol destaca su paso, en el 2021, por el Deportivo Capiatá, un club fundado en el 2008 y que llegó a estar en la primera división profesional en Paraguay.

Marset fue futbolista profesional de ese cuadro y algunos medios sostienen que pagó US$10.000 para jugar con la camiseta número 10. Lo que se sabe es que el narco llegó a disputar seis partidos con el equipo y dejó de ir a los entrenamientos sin ningún aviso.

El diario paraguayo Última Hora refirió que durante el seguimiento que le hacían las autoridades llegaron a comprobar que Sebastián Marset llegaba a los entrenamientos del Capiatá en una camioneta blindada marca Toyota Land Cruiser, año 2021, que estaba a nombre de la empresa Tapyracuái, una de las firmas investigadas en el operativo A Ultranza Py, una mega investigación que llegó a establecer que el uruguayo era el líder de un esquema transcontinental de tráfico de narcóticos y lavado de dinero con nexos con miembros de la familia Insfrán, un clan paraguayo con fuertes lazos con la política y la Iglesia católica.

Ese operativo estuvo a cargo del fiscal Marcelo Pecci, quien fue asesinado en Colombia en mayo del 2022, durante su luna de miel. Si bien se cree que Marset fue el autor intelectual de ese crimen hasta el momento no se han presentado cargos en su contra. 

Una vez establecido en Santa Cruz (Bolivia), se hizo dueño del club de fútbol Los Leones El Torno, donde, además, figuraba como uno de los jugadores, según el portal Bolivia.com 

Infobae indicó que Marset usaba documentación de la Confederación Brasileña de Fútbol y jugaba en Bolivia con el nombre Luis Amorim. A su vez en Bolivia, usaba un pasaporte boliviano bajo el nombre de Gabriel de Souza Beumer. 

Sus vínculos: 

Hasta el momento lo que se sabe sobre sus vínculos es que en el 2020 ya establecido en Paraguay se casó con su pareja  también uruguaya Gianina García y tuvieron tres hijos. 

A su vez se llevaron a parte de sus familias a vivir con ellos en lo que se entiende era un negocio familiar o por lo menos a ambos hermanos. 

El medio hermano de Marset, Diego Nicolás Alba Marset de 21 años se radicó en Santa Cruz de la Sierra en 2021 y su rol era el de establecer nexos con los productores locales. En uno de los allanamientos la policía detectó que, al igual que su hermano, usaba múltiples identidades: una uruguaya, una brasilera y otra paraguaya.

Pero también entran en la historia, su hermana Jimena Katherine Marset y su cuñado Sebastián Alberti Rossi, de 28 años, también prófugo de la justicia. Alberti tiene vigente una alerta roja por homicidio y según pudo establecer la policía boliviana utiliza una cédula falsa bajo el nombre de Ademar Cheneibo Arauz, un hombre fallecido. 

En las últimas horas, fuentes policiales dieron a conocer un poco más sobre la historia de Sebastián Alberti, y conocimos que estando recluido en la cárcel de San José en el año 2021 se escapó tras ser autorizado a sacar la basura del centro de reclusión. Por este episodio hay una investigación en curso en el ministerio del interior. 

Finalmente ayer la policía en un allanamiento buscando a este individuo capturó al padre de Yanina, suegro de Marset y en la vivienda se incautó una escopeta sin papeles, municiones y dispositivos electrónicos que serán periciados. El hombre de 61 años estuvo a disposición de la fiscalía de 1º turno de Pando, pero fue liberado horas más tarde. El sujeto buscado continúa prófugo. 

También está en la lista de la Policía Boliviana Mariano García Troche, hermano de Gianina García, esposa de Marset.

 

     Foto: Última Hora