Glide comenzó siendo una aplicación normal para mandar mensajes cortos de vídeo, pero descubrió unos clientes que no esperaba: la comunidad sorda. Ahora crean contenidos específicos para ellos.

Tú creas una aplicación con un propósito y los usuarios acaban encontrando otras utilidades. Es lo que ha sucedido con Glide, una app de mensajería instantánea mediante vídeo, a medio camino entre Skype y WhatsApp, que ha triunfado entre los miembros de la comunidad sorda de Estados Unidos. Lo que empezó como una forma de acortar las distancias entre unos emprendedores que estaban lejos de su familia se ha convertido en la herramienta favorita de un grupo de personas para el que el lenguaje visual lo es todo.

Glide es una creación de Ari Roisman, Jonathan Caras y Adam Korbl, tres emprendedores que viven en Israel y cuyas familias se encuentran diseminadas entre Estados Unidos y Australia. ¿Cómo hablar con ellos cuando la diferencia horaria era tan grande? La solución fue Glide, una app para mandar mensajes cortos de vídeo. El texto se sustituye por imágenes con las que poder decir en cualquier momento “qué guapo estás”, “te has cortado el pelo” o “a ver si comes más”.

Según el equipo de la aplicación, en la actualidad cuentan con 20 millones de instalaciones y 15 millones de usuarios registrados. Desde que se lanzó en mayo de 2013, se han enviado más de 1.000 millones de mensajes de vídeo. La app se puede usar en Android e iOS o incluso en el reloj inteligente Apple Watch.

Fue Sarah Snow, la responsable de redes de esta startup, quien se dio cuenta de que la aplicación se había puesto de moda entre las personas con sordera: “En mi puesto de community manager, uso el vídeo para comunicarme con nuestros millones de usuarios. Un día comencé a prestar atención a opiniones entusiastas de la comunidad sorda y con discapacidad auditiva en las tiendas de apps”, cuenta a Teknautas. Tras ello, llegaron los comentarios de sus vídeos en YouTube: a los sordos les encantaban, pero no podían entenderlos porque no tenían subtítulos. Con un público tan fiel, había que comenzar a mimarlo.

La propia Sarah fue quien se puso las pilas. Aprendió lenguaje de sordos en inglés estadounidense y comenzó a realizar nuevos vídeos con ayuda de un intérprete que había estudiado en la Universidad Gallaudet, ubicada en Washington y especialmente dirigida a estudiantes con sordera.

La cosa no quedó ahí: Sarah viajó a Estados Unidos, donde la aplicación tiene una amplia aceptación entre la comunidad sorda. Allí, conoció a usuarios de Arizona o California, entre otros estados. Con todo este bagaje realizaron pequeños cambios en la app y en la propia estrategia de comunicación de la empresa. El más obvio, el que habían pedido desde el comienzo: poner subtítulos a sus propios vídeos. El siguiente, concienciar a otros youtubers de que lo hicieran mediante una campaña que llamaron #WithCaptions (#ConSubtítulos).

De hecho, Sarah se puede considerar toda una influencer en la comunidad. Tiene más de 20.000 me gusta en su página de Facebook. En ella ha compartido imágenes de su viaje por Estados Unidos o los vídeos que ha grabado especialmente dedicados a la comunidad. Se hace fotos con los usuarios, les escribe autógrafos… Y, como al fin y al cabo es una página personal, también publica fragmentos de su vida, como los dibujos de su hermana pequeña.

Con Glide es más fácil, rápido y humano comunicarse, al mostrar tu propia cara y manifestar el mensaje con claridad.

Todo esto es estupendo pero, ¿por qué ha tenido tanta aceptación Glide en un nicho tan concreto? ¿Acaso no pueden mandar mensajes de texto en otras apps tan populares como WhatsApp o Line? Le preguntamos a Sarah: “Prefieren la comunicación en vídeo por la naturaleza visual del lenguaje de signos”. Además, “Glide sobresale por encima de las otras apps por aportar la verdadera ventaja de un envío de mensajes rápido y recíproco”.

Por otra parte, el carácter asincrónico de la conversación también ayuda: “El usuario no tiene que estar pendiente del diálogo de forma permanente como ocurre con otros servicios de mensajería como Skype”, que también está basado en la imagen.

El consumo de datos también es menor en Glide. Teniendo en cuenta la importancia de la comunicación no verbal en el lenguaje humano, cercenada en los mensajes de texto, un servicio como este aporta a todos un valor añadido en las relaciones humanas, no solo a las personas con sordera.

Algunos medios estadounidenses han bautizado a Glide como “el WhatsApp de los sordos”. ¿Las comparaciones son odiosas? Sarah asegura que les “halaga”, pero que ellos, con el vídeo, están intentando eliminar los inconvenientes del mensaje de texto, como errores del corrector ortográfico. Para ellos, con Glide “es mucho más fácil, rápido y humano comunicarse, mostrando tu propia cara y manifestando tu mensaje con claridad, que escribiendo lentamente con tus dedos”.

La compañía todavía no obtiene beneficios con la aplicación. En estos dos años de vida, ha obtenido más de 28 millones de dólares (más de 25 millones de euros) de fondos de capital riesgo. Además, según asegura la empresa, hay una serie de inversores particulares que también han participado poniendo parte de su capital. No dan pistas de cómo será el futuro: dicen que están centrados en aumentar la base de usuarios y en explorar formas de generar ingresos.

Mientras lo concretan, también están estudiando nuevos canales de comunicación. Ahora están centrados en los smartwatch. Sarah explica que el equipo apuesta por este wearable para mejorar las comunicaciones personales, ya que no será necesario “meter la mano repetidamente en el bolsillo para sacar el smartphone”.

Una vez que todos los fabricantes de relojes inteligentes incluyan cámaras, considera Sarah, “la mensajería de vídeo transformará el entorno”. Lo que sí está claro es que ya han transformado la vida de muchas personas con discapacidad auditiva.

(Fuente: EL CONFIDENCIAL, ESPAÑA- Por José Manuel Blanco)