Sus voces se hacen sentir y hablan de los temas que hay que hablar, la situación de Las Duranas estuvo sobre el escenario. Una noche comprometida con La Zafada, Gremlins, Zodíaco, Quijotes y Poppin’s.

Fotografía: Yohana Parodi – Leo Carnicelli

 

Fue una noche compleja, era lunes y tendríamos sobre el escenario 5 grupos, por lo que sabíamos de antemano que nos iríamos tarde, el motivo fue la lluvia, que impidió terminar en tiempo y forma la fecha 5, y se tuviera que incorporar a Poppin’s en la fecha 9. A eso sumarle que problemas técnicos impidieron que se comenzara a tiempo y recién sobre las 21 horas pudo comenzar a disfrutarse de los espectáculos de esa noche. Como resultado, sobre las 3 de la mañana cerró la primera rueda del Carnaval de las Promesas.

La noche la abrió Murga La Zafada, en un recorrido por lo que sucede dentro de la televisión, en el que pudimos ver de que manera se gestan los programas que luego nos atraen al punto de sacarnos de la realidad. Con mucho humor y crítica hacia el consumo televisivo.

Dos momentos destacados, el homenaje a los canillitas, oficio que va quedando en desuso por el consumo de medios de comunicación digitales, resaltando la cantidad de abuelos que cumplieron ese rol y como, ese trabajo, fue para muchos adolescentes, la primera oportunidad laboral.

El segundo en realidad podría dividirse en varios, cada vez que Salvador Castro, con sus recién cumplidos 5 añitos, tomó el micrófono y sorprendió con su soltura para actuar y cantar. Esa es la magia de Promesas, dejarnos sorprender por la cantidad de niños y adolescentes talentosos que tiene nuestro país.

A segunda hora subió Humoristas Gremlins, quienes eligieron mostrarnos la otra cara de los referentes que los niños y adolescentes eligen cuando miran televisión, con la creación de un personaje llamado Tina, conductora del programa Teenamente.

La falta de humildad, el maltrato, el abuso, la soledad, la ausencia de valores, fueron algunos de los temas que se trataron en un espectáculo muy colorido, y con fuerte mensaje.

La Revista Zodíaco fue la encargada de cubrir la mitad de la noche, y planteó un tema complejo y de gran discusión en la órbita de los adultos, pero que ellos supieron llevar adelante con total naturalidad como es la sexualidad.

La necesidad de crecer, de reconocerse, de descubrirse, de hacerse cargo y de vivir como se siente, en ese universo complejo que es la adolescencia.  Uno de los momentos destacados del espectáculo fue un tango que se bailó entre varones.

Paréntesis especial para la banda en vivo con varios vientos que le dio una musicalidad especial.

Con fuerza arrolladora llegó el cuarto conjunto de la noche, Quijotes, gran despliegue en escenografía y coreografías para presentar la historia de Peter Pan.

Se destaca el trabajo en grupo, donde además de contar con actuaciones individuales de excelencia, se logra un trabajo grupal general muy bueno. Una hinchada que acompañó desde el primero momento hizo que el teatro, que contaba con excelente marco de público se hiciera sentir fuerte.

Destacar el ingreso de Peter Pan a escena, colgado de un arnés que le permitió volar sobre el escenario sorprendiendo a los presentes.

Pasadas las 2 de la mañana llegó el turno de Poppin’s, quienes parodiaron con un humor muy particular y efectivo, la historia de Hansel y Gretel. Es importante resaltar que si bien hay varias versiones de la historia, optaron por quedarse con la menos dolorosa, no la de unos padres que los dejan en el bosque para que tengan otra suerte, sino la de unos padres que los dejan en su casa mientras van a la ciudad a tratar de vender cosas para traerles comida.

Los adolescentes que llevaron adelante los personajes de los hermanos y del cuentista Jaime se llevan sin lugar a dudas el destaque, en una propuesta que hizo reir desde el comienzo, con momentos muy emotivos, y en que incluso hubo momentos para reflexionar, y a aquí llegó el momento del que hablamos en el título, la situación que se dio en Las Duranas, donde la denuncia de un vecino por ruidos molestos impidió que se hiciera en ese escenario el encuentro evaluatorio. «No molestamos a nadie» dijeron y el aplauso fue cerrado.