Un perro recostado sobre una gatita entre unas flores moradas. Debajo se lee la inscripción “La ciudad de Valencia, a los animales abandonados y a las personas que los cuidan”, en valenciano en el original. Es la escultura que desde principios de marzo puede verse en la Plaza de los Pinazo, uno de los lugares más transitados de la capital del Turia y que fue donada por la propia artista, Elena Negueroles, para concienciar sobre el abandono de los animales.

“Es preciosa y creo que lloro un poco”, comentaba la usuaria de Twitter que compartía la imagen de la escultura en su perfil. El homenaje a estos animales ha enamorado a muchos en esta red social y el tuit ya se ha compartido más de 4.800 veces. En Facebook, la imagen de la escultura ha sido publicada por la página de Podemos Animalista y ha sido compartida en más de 7.000 ocasiones.

Con Tristán y Soledad, el perro y la gata que aparecen en la obra ‘Callejeros’, la artista valenciana ha querido mostrar “el desamparo de los perros y gatos de la calle y homenajear a las personas que los protegen”, pero también llamar la atención de las autoridades. “En sus manos está la posibilidad de cambiar la suerte de estos animales”, decía Negueroles.

Otra de las esculturas más queridas es la de Rufo, el llamado “perro de Oviedo”, que forma parte del paisaje de la ciudad desde septiembre 2015. “En homenaje a todos aquellos que dedican sus esfuerzos a ayudar a los animales abandonados”, se lee en la placa que acompaña a la obra realizada por Sara Iglesias Poli.

Rufo apareció en Oviedo a finales de los 80 y vivió durante diez años en las calles del centro de la capital. La ciudad se encargaba de alimentarle, fue fotografiado en el retrato oficial del primer Gobierno de Pedro de Silva y saludó al alcalde en la entrega de los Premios Príncipe de Asturias. Fue tal su importancia que, tras su muerte, se organizó una petición en Change.orgpara que le fuera dedicada una estatua a Rufo. Como se aprecia en la actualidad, las firmas dieron su fruto.