Madres y Familiares comenzó a manifestarse los viernes sin apoyo político; hoy son cientos de miles los que apoyan la Marcha de Silencio, reclamando Verdad y Justicia.
Una nueva columna de Antonio Ladra en Punto de Encuentro.
Hoy hace 44 años de cinco secuestros en Buenos Aires: los de Rosario Barredo, Héctor Gutiérrez Ruiz, Zelmar Michelini y William Whitelaw, que aparecieron asesinados, y el de Manuel Liberoff, aun desaparecido.
A principios de los años 90′, Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos se manifestaba todos los viernes en la plaza Cagancha y la indiferencia era muy grande. Casi no tenían apoyo político, solo era un puñado de mujeres y hombres que reclamaban saber el destino de sus familiares. Había pasado el referéndum de 1989, el del voto verde y el impacto por haber perdido fue grande. Muchos creyeron que no había nada más para hacer.
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Sin embargo, el 20 de mayo de 1996 se realizó la primera Marcha del Silencio y fue multitudinaria y año tras año fue creciendo y se fueron sumando nuevas generaciones que no vivieron los años de dictadura, pero que ni siquiera habían participado en la campaña del voto verde.
En Uruguay se montó un pacto de silencio desde fines de la dictadura. Y a los efectos, no importa si fue cuando se autorizó la Operación Zanahoria, o si fue a raíz del pacto del Club Naval.
El hecho de que no se haya castigado los crímenes de lesa humanidad ha generado una cultura de impunidad y eso genera nuevas impunidades que se expresan en varios aspectos.
Con la impunidad se ha pretendido que se pierda la memoria, una especie de alzhéimer colectivo y si eso ocurren crece la cultura de la impunidad. Por la cultura de la impunidad los desaparecidos siguen ausentes y también las muertes, y también las torturas y también las mentiras.
Mientras el tiempo pasa, las chicanas para evadir la justicia es impunidad; es impunidad que cada gobierno que asuma declare que “tiene voluntad política” y luego cuando hay que dar la orden, la orden no llega.
Para desterrar la impunidad hay que educar en derechos humanos y por eso se exige saber dónde están los desaparecidos. Las marchas más multitudinarias son las de derechos humanos: el 8M (Día Internacional de la Mujer), la del 20 de mayo y la de diversidad sexual.
Esta marcha del silencio, de este 2020 es diferente. La marcha que se realizará ya comenzó hace bastante, antes del Covid 19 y esta tarde no será presencial por la situación sanitaria. Este año el silencio marcha en cada uno de nosotros, pero el objetivo es el de siempre: encontrar los desaparecidos porque un país, una sociedad no se construye sin reconstruir el pasado.
Foto: Gastón Britos / FocoUy.